El objetivo del risoterapeuta es movilizar la energía lúdica que hay en cada persona.Mediante juegos y bailes finalmente hilados,se consigue que cada participante se exprese de manera espontánea,libre y creativa,conectando con su parte más infantil e inocente.
Según las líneas de trabajo,existen diferentes formatos para un taller de risoterapia.Los más habituales presentan una duración de una hora y media o dos horas,con dinámicas que se desarrollan en parejas o en grupo.La música juega habitualmente un papel crucial para generar estados de júbilo y de bienestar y predispone a la realización de las diferentes actividades.Para conseguir que un grupo pueda liberarse de las trabas sociales y manifestarse de la forma más auténtica posible en poco tiempo,es necesario que se produzcan ciertos factores:
La sorpresa: No saber que va a ocurrir invita a los participantes a estar atentos en todo momento a los acontecimientos.
El aquí y ahora: Si los participantes se olvidan de sus problemas diarios durante la sesión,se experimentaran a sí mismos con mayor positividad.
La complicidad: La risoterapia favorece la capacidad y la empatía,dejando de lado el individualismo.Los juegos competitivos apenas están presentes,salvo en momentos muy estudiados en los que se desea una descarga de tensión corporal,que favorecerá una posterior relajación.
El absurdo: Sirve para romper las normas establecidas y los clichés habituales que automatizan la personalidad.El absurdo genera risa y nos mantiene en el estado infantil necesario para el buen desarrollo de una sesión.
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